Mensajes recibidos por

María Matea

1991

16 de marzo de 1991

 

LLAMADO A LA CONVERSIÓN, EXACTAMENTE DICE LAS CONDUCTAS Y FORMAS DE VIDA QUE OFENDEN A DIOS Y  ENCIENDEN SU CÓLERA DIVINA Y QUE SE DEBEN DE CAMBIAR

 

AVISA SOBRE UN GRAN CASTIGO QUE VENDRÁ SOBRE TIERRA, AIRE Y MAR

 

HABLA SOBRE LA ORACIÓN DE ADORACIÓN Y DESAGRAVIO AL SANTÍSIMO SACRAMENTO PARA PEDIR PERDÓN Y MISERICORDIA

 

PROFETIZA UN GRAN ATAQUE CONTRA LA IGLESIA Y EL PAPA SERÁ HERIDO, SU VESTIDURA BLANCA SE MANCHA DE SANGRE Y ESTO TRAERÁ UN GRAN CASTIGO SOBRE LA HUMANIDAD

 

“Escribe hija:

 

Amadísimos hijos de mi Inmaculado Corazón.  Estad alertas en la fe, en la constancia, en la perseverancia, en la oración y los misterios que mi Dios os ha revelado a través de mis palabras.  Hijos míos, que vivís en Costa Rica, una gran amenaza está sobre vosotros, estáis en grave peligro y muchos en peligro de morir en pecado mortal y perder sus almas para toda la eternidad.  Yo vuestra Madre del Cielo no deseo la muerte eterna de ninguno de mis hijos.  Hijos míos, volved vuestro corazón a mi Dios.  Recordad que sois hijos de Dios.  Es necesario que dejéis la vida de pecado, de libertinaje en todos los aspectos.  El amor debe prevalecer sobre el odio, la paz sobre las contiendas, las virtudes morales sobre la inmoralidad.  Es necesario que, en todo, mis hijos, perdonen siempre.  Rezad el Santo Rosario con insistencia, con fe y perseverancia.  Sea el espíritu de recogimiento en vuestros corazones.  Dejad la maledicencia.  A pesar de mis muchos llamados a la vida en gracia de Dios, vosotros no habéis hecho caso de mis llamados y la violencia, odio, fornicación, relaciones impuras, maledicencia, adulterios, abortos, violaciones, crímenes y toda clase de pecados se cometen en esta tierra tan bendecida por mi Dios.

 

Por eso, la Cólera Divina se ha encendido y un gran castigo os vendrá en estos días por tierra, aire y mar.  Un grave acontecimiento sacudirá las consciencias y las ciudades de esta patria.  Habrá una grande destrucción.  En muchos sitios la tierra se hundirá, en otros se abrirá y muchos montes se aflojarán cayendo posteriormente. De nuevo el viento de huracán soplará en vuestras costas.  Este será un año de estragos por los mares, aire y tierra.

 

Hijos míos, volved a mi Dios, dejad el adulterio y toda clase de pecados contra el sexto mandamiento y contra la carne.  Habrá una neblina sobre vosotros, sobre los montes, el cielo se oscurecerá de gris y azul oscuro; sin embargo, un sol radiante os calentará. La neblina sobre los montes y algo como de rayas de nubes sobre el cielo os anunciará la llegada de graves acontecimientos.  Aprestaos a la adoración y desagravio en oración al Santísimo Sacramento; pidiendo el perdón y la misericordia sobre todo Costa Rica y el mundo entero.  Haced una novena de Rosarios de la aurora con tal fin porque el temblor que os avecina es debastador.  Antes de que llegue el Mes de las Flores, muchos de mis hijos costarricenses serán visitados por la tragedia y el llanto.  Hija mía, un día os mostré la canasta con los frutos ya maduros.  Pues os aseguro que estáis ya en el tiempo en que los frutos serán escogidos. El mal fruto será desechado. Ya están listos los ángeles de mi Dios, para recolectar el buen fruto, que será el resto que perdure.

 

Amadísimos hijos devotos de mi Inmaculado Corazón, rezad insistentemente el Santo Rosario pidiendo las gracias necesarias para poder pasar todas las pruebas que se os avecinan.

 

Orad por el clero, orad por los obispos, orad por el Santo Papa y orad por vosotros mismos.  Adorad, pero de corazón, el Santísimo Sacramento presente en los altares.  Presentad ante mi Dios vuestras súplicas y reparaciones ante tantas ofensas que todo un Dios recibe diariamente.

 

Si no, mucho de esta tierra será purificada en sacrificio expiatorio y yo vuestra Madre, no deseo tanto sufrimiento, pero vosotros os empecináis en el pecado y ante vuestra libre elección, yo no puedo hacer nada.  Orad, hijos míos, con todas las oraciones que sepáis y encomendaos diariamente a mi Dios y a mi Inmaculado Corazón, y entonces Yo, vuestra Madre os podré cobijar a todos bajo mi manto.  Reciban todos mis hijos esta palabra como bendición de advertencia, yo bendigo a todos mis hijos con amor de Madre en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.

 

Agregó:

 

“Cuando la blanca vestidura de Pedro se manche de rojo estará a la vista el Gran Castigo.

 

Ya llegó el tiempo en que el estremecimiento de la Iglesia de mi Hijo Jesús será como nunca antes había sido”.

 

 

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