Mensajes recibidos por

María Matea

1996

11 de julio de 1996

LLAMADO A LA ORACIÓN Y A SEMBRAR LA PAZ EN MEDIO DE LAS TRIBULACIONES

Mensaje para compartir el día 13 de julio de 1996.

“Amados hijitos:

Yo os bendigo en este día.  Se regocija mi Corazón al veros a todos vosotros aquí a los pies de mi Jesús en el Sagrario.  Deseo que abran sus corazones a la luz que emana del Santísimo Sacramento y de mi Inmaculado Corazón para que vuestros corazones no permanezcan en las tinieblas del odio, resentimiento, impiedad y malos deseos.  Amados hijitos, oren mucho por ustedes mismos y muy especialmente por los que os persiguen y no os aman, porque la oración por los que no os aman, limpia vuestros corazones de maldades y os guarda de las malas voluntades.  Amaos mucho entre vosotros, disimulad con la caridad las debilidades ajenas.  No devolváis mal con mal.  Por el contrario, devolved el mal que os hagan con perdón, oración y bendiciones.  Sólo así será posible que haya paz y justicia entre vosotros.  Sólo así podréis ser hacedores de la paz.  Mi Dios os dará la fuerza necesaria para caminar por ese sendero. Rezad hijitos el Santo Rosario todos los días por vuestro bien y el de los vuestros.

Yo os amo y os bendigo.  Que la paz, el amor y las bendiciones de mi Dios estén con vosotros y los vuestros en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.

También Ella dijo en ocasión de este día:

“Mis muy amados hijos, ahora que podéis oír mi voz a través de este mensaje os exhorto y llamo a abrir vuestros corazones a la oración, para que por medio de la oración y la gracia que abundantemente siempre reciben, perdonen a sus hermanos y a todos aquellos que os ofenden y os hacen sufrir.  El Señor alivia las penas de los cansados y agobiados, pero muchas veces, se endurecen vuestros corazones en odios, resentimientos e intolerancias hacia las debilidades ajenas; por eso no hay paz en vuestros corazones y no tienen mis hijos vida en abundancia.  La vida en abundancia consiste en vivir en paz con mi Dios, con vosotros mismos y con los vuestros.  Aprestaos a sembrar la semilla de mis palabras a vuestro paso y a amarse los unos a los otros como mi Dios os ama.  Id en paz.  Estad en paz y que la bendición de Dios Todopoderoso esté con vosotros y los vuestros, en el nombre del Padre, y del Hijo y de Dios Espíritu Santo.  Amén”.

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