Parte IV: Construcción de la Iglesia del Divino Niño

Nuestros padres fundadores Monseñor Sante Portalupi y, la RVDA. Madre Grethel Linner y Díaz, en 1982, estando en Lisboa, Portugal, pensaban qué hacer por los hijos de las madres solteras y la regeneración de ellas y entonces se les ocurrió hacer un hogar para dichos niños.

 

En el año 1991 cuando la Santísima Virgen por medio de una vidente pide el hogar para niños de madres solteras y la Iglesia del Divino Niño, dio el terreno

 

¿Cómo se consiguió el terreno?

 

La Santísima Virgen me mandó el mensaje.  Quería que buscara 13,000 metros cuadrados para sus obras.

 

Me pidió que tomara un vehículo 8 ó 9 minutos hacia Escazú, allí encontraría el terreno.  Lo hice y encontré el terreno en La Aurora de Alajuelita, lugar pobre y humilde.  Me mandó hablar con el dueño, advirtiéndome que no me lo regalaría y que me lo daría caro, pero que rogara y rogara para obtener la rebaja.  En efecto cobraría 3,000 colones por metro cuadrado, resultaba sumamente caro, pero rogué y rogué como me dijo la Santísima Virgen y me lo dejó en 1,000 colones el metro cuadrado, con la condición de que se pagara al contado.

 

Regresé y le dije a la Santísima Virgen que lo habían rebajado, pero que había que pagar al contado y que no teníamos ni cincuenta centavos.

 

En la misma tarde me llamó una vidente y me dijo que decía la Santísima Virgen que fuera al día siguiente a decirle al señor dueño del terreno que sí lo comprábamos.

 

Siguiendo sus órdenes yo me fui y le dije al señor que sí comprábamos el terreno.  Él me pregunta ¿tienen el dinero? Y le dije que todavía no pero lo vamos a pagar.  Él contestó cuando tenga el dinero hacemos el trato, me regresé y le mandé decir a la Santísima Virgen que ya estaba hecho el mandado y ahora te toca lo que sigue…

 

Unos días después llegó una señora a visitar a la Santísima Virgen, yo poco la conocía porque era la segunda vez que venía.  Le conté los deseos de la Virgen de construir su obra y me preguntó si tenía el dinero, le contesté que ni cincuenta centavos, pero que la Virgen había dicho que Ella iba a pagar moviendo los corazones, la señora gozaba de ver cómo había ido a confirmar la compra sin tener nada, y me decía:  “¿de verdad no tiene nada?”

 

La señora sacó la chequera, escribió y me dijo:  “tome Sor Trini el dinero para que pague el terreno” e hizo un cheque por 13 millones de colones.

 

Luego sigue la lucha para la construcción de la Iglesia del Divino Niño.

 

La Santísima Virgen María, pide hacer la Iglesia del Divino Niño, mandándome a decir que le hiciera la Iglesia, que Ella iba a mover los corazones y que cuando terminara no iba a quedar debiendo ni un cinco.

 

En efecto Ella movió los corazones, yo me quedaba admirada de ver puerta que tocaba puerta que se abría y así se fue construyendo de forma que se paga de contado todo y nunca faltaba el dinero para los obreros y materiales.  Solo cuando se terminó la parte gris de la Iglesia, la compañía constructora me dijo un día “Sor Trini a mí me deben dinero y tengo que pagar prestaciones, le pregunto cuánto se debe y me dice tres millones de colones.  Mi susto fue grande, pregunto al tesorero cuánto hay en la caja y me responde setecientos mil colones, me vengo donde la Virgen y le digo “Debes tres millones y hay que pagarlo dentro de ocho días”.

 

Le dije a la Santísima Virgen:  “Tenemos ocho días nada más, dile al Chiquitín que si me los da le doy chocolates y confites a los niños de la Aurora”.  Puse este tiempo pensando que en una semana en los días en que yo atendía (Jueves, Sábado y Domingo) iba a llegar gente que me podía ayudar, mi sorpresa fue que nadie llegó en esos días.

 

El día lunes le digo al Divino Niño, que nadie había llegado que Él no había querido regalar chocolates ni confites a los niños y que qué iba a hacer su Mamá para pagar los tres millones y como no quieres darlos te acuso con tu mamá.  Y me fui y lo acusé y le dije a Ella:  “Tú Madre mía dile al chiquitín. Él sí te obedece a ti”, inspírame qué hago hoy mismo porque mañana tengo que conseguirlo.  En ese momento se me vino a la mente el nombre de un bienhechor que nos había ayudado con generosidad.  El problema que existía con este señor era que había que pedir audiencia para hablar con él y ya no había tiempo.  Entonces le dije que al Chiquitín:  “Mañana me voy a hablar con él, mueve ese corazón”.

 

Me llevé una lista de todo lo que necesitaba, cuando llegué, la secretaria me dice:  “Sor Trini no pediste audiencia”, y le digo:  “Por favor anda decile que me urge hablar con él y que no hay tiempo de audiencia”.  Me recibe y me pregunta:  ¿A qué viene ahora?”, ¡a que me regale urgentemente tres millones de colones, porque la Compañía terminó y se le está debiendo, y el miércoles tengo que entregárselos”.  Él me hace la pregunta:  “¿Sólo eso?”, le contesté” no me faltan dos millones para el cielo raso, 2 millones para el piso y 2 millones para los vitrales.  El señor le pregunta al Abogado:  “tenemos dinero” éste le contestó:  mañana te doy los tres millones y el próximo mes le doy dos y el otro dos hasta completar todo lo que necesita”.

 

Me vine y le di gracias a la Santísima Virgen y al Chiquitín, le dije que me diera los chocolates y confites porque yo no tenía plata.